Historia


Según documentos encontrados en el Archivo Histórico Nacional, Alomartes  tenía una pequeña y ruinosa ermita, atendida por un ministro, que hasta el año 1771 recibía de la casa del Márquez del Salar cuarenta ducados anuales. A partir de esa fecha, el Arzobispo encargo la atención pastoral al clero de la parroquia de Illora, pero no había puesto Sacramento, ni pila, ni la había elegido en Parroquia. En 1779 se remita a la cámara del Consejo de Castilla el expediente para la construcción de la Iglesia con los planos dibujados por Domingo Antonio Lois y Juan de Castellanos y el presupuesto que se estima en 150.000 reales de vellón.
                Para la financiación, siguiendo el tenor del documento, se contaba: 1º, con la recaudación que Ventura Rodríguez hiciese del proyecto de Lois de Monteagudo; 2º, la aportación de 300 ducados ofrecida por los vecinos; 3º, 2.000 reales, más el terreno para la nueva construcción, y 40 ducados anuales para el sostenimiento del ministro, que concedía el marqués del Salar, 4º, la aportación de 24.000 reales de la Fábrica de la Iglesia de Illora; 5º, con la ayuda de 8.000 a 10.000 reales, que se solicitaban al Rey, de los diezmos que disfrutaba del Real Soto de Roma (posesiones Reales en el término de Alomartes); y 6º, suplir lo que faltase con el fondo de la cuarta decimal.
La solicitud de la subvención real fue atendida: se concedieron 18.000 reales, que se entregarían en dos plazos de 9.000 al comienzo y al fin de la obra.


DESCRIPCION GENERAL

La iglesia se construye con ladrilla visto en las fachadas. La piedra aparece solamente en las jambas, dintel, cornisa y gradas de la puerta, y en tramos aislados de la cornisa de los frontones, pues en su mayor parte es de ladrillo fingiendo la piedra mediante la pintura del revoque. El interior está enlucido y encalado.
La sujeción a reglas y proporciones matemáticas se aprecian en el plano que representa un edificio centralizado.
La planta está formada por un espacio central, cuadrangular, ligeramente achaflanado, del que parten cuatro brazos, poco profundos. En el interior se adelantan solamente la cuarta parte de la longitud del lado del cuadrado de la nave central, dimensión que equivale a la sexta de la longitud del eje que une los testeros de los brazos enfrentados. Hacia el exterior proyectan la misma anchura del cuadrilátero y diámetro del bóveda, para conformar cuatro fachadas adelantadas.
La cruz griega se inscribe en un cuadrado que permite alojar la cja de las torres en los pequeños espacios adosados a los ángulos. Por contraste, se prescinde de esta solución en la cabecera, al interceptar en chaflán las aristas de los cuerpos adelantados.
Tras el presbiterio se añade la sacristía, estrecha y alargada.
El espacio central se cubre con una bóveda vaída, que arranca de los arcos, y se liga a los chaflanes mediante pechinas. Los brazos se cierran por idénticas bóvedas de medio cañón, absolutamente desornamentadas y desprovistas de lunetos.


ALZADOS

 Los muros, de considerable espesor, se ordena perpendicularmente, y originan aristas vivas al interceptarse en la vertical, por supresión de todos los elementos arquitectónicos estructurales y nervaduras. El único componente articulador que aparece en altura es una banda de perfil rectangular, de color albero, que cierra la parte inferior y da paso a las bóvedas, tras recorrer ininterrumpidamente todos los parámetros. Sobre la moldura, en cada testero, se abre un vano en forma de arco termal introducido hacia el interior sin ninguna decoración que suavice el efecto. Pronto debieron cegarse el del presbiterio y el del lado de la epístola.

Esta banda aparece por primera vez en la colegiata de Santa Fe, recorriendo la fachada en altura, paralela a la cornisa pero más baja. Ventura Rodríguez la traslada a otras construcciones.


Las sucesivas reformas realizadas en la iglesia en especial la del 1965, añadieron, trastocaron o suprimieron piezas relevantes.En 1891 se construye la tornapuerta y el coro alto con balaustrada de madera. Debio ser costeado por Juan Francisco Ecea.En 1935 se refuerzan los muros a la altura del arranque de las bovedas con unos tirantes de hierro. Se pone nueva soleria y se separa el presbiterio de la nave mediante balaustres de escayola pintada, ya desaparecidos.


La iglesia tuvo cuatro retablos identicos en los brazos del transepto, pero solo se conservan dos. Alojan las imágenes del Sagrado Corazon de Jesus y San Jose.